miércoles, 20 de febrero de 2008

La Misión fallida de Steven Klein por Samuel R. Fimbres

La noche en Groenlandia era Joven, la base militar danesa se preparaba para dar espacio al despegue de uno de sus aviones de combate y reconocimiento. El frívolo piloto S. Klein abordaba sin titubeos el gélido avión, sin saber que eso sería lo que lo llevaría a su encuentro con el desastre. Apenas poniendo un pie en el primer escalón, recibe una llamada de su superior Vassili Kohr -¡Klein, baja aquí ahora mismo!- Steven Klein se dispone a bajar, mientras que pasan pensamientos por su mente -¿¡Que querrá ese ronco malhumorado!? ¡¿cigarrillos?! se pregunta a si mismo- Kohr dice con una voz y acento en tono burlesco -¡llamada para ti Klein, Y dile que deje de llamar a mi oficina!- Klein sonríe y contesta alegremente -¡siento mucho ser tan guapo coronel Kohr!- Klein se dispone apresuradamente a contestar la oportuna llamada. Es su prometida, Elise Leibnitz. Despues de tomar la llamada, nuestro héroe sube a su avión, solo que esta vez lleva una sonrisa dibujada en el rostro.

Despues de despegar desde Groenlandia, todo iba de acuerdo a los planeado, el talentoso piloto surcaba las ocilantes corrientes de viento del pacífico como si las hubiese conocido toda su vida. El clima aunque un tanto frío, era espléndido para que el avión no fuese detectado, las nubes robustas como algodón, proveían un perfecto refugio de los ojos enemigos. Parecía que todo iba sobre ruedas, pero de pronto algo salió mal, el motor del avión empezó a claudicar, falseaba como una pluma sin tinta, -se prendía, y se apagaba, tocía y tocía- Y de pronto.. ¡Lo inevitable! ¡La hélice se detubo! Klein fue rodeado por un terrible escalofrío, la adrenalina lo mantenía conciente en su apresurado descenso al vasto y frío Océano Atlántico. Y el se decía a si mismo -¡esto no puede estar pasando! ¡No aquí, no ahora!- su joven mente, aguda y agilizada le dió una última idea: utilizar el paracaidas de emergencia que llevaba el avion (utilizado comunmente solo para aminorar la velocidad del avión una vez que este hubiese tocado tierra) era cuestion de desplazarse en plena caida libre a la parte posterior del navío, arrancar el dispositivo con ayuda de la filosa hoja de acero que llevaba en el bolsillo, y atarse a éste a toda costa. Pero la noche se habia puesto en su contra entorpeciendo sus movimientos, logró a duras penas llegar a la cola del avión, ahora solo era cuestión de encontrar el punzante intrumento de acero y cortar los cables que ataban el velamen al avión. Pero al intentar tomar su cuchilla, esta sale despedida de su bolsillo por las fuerzas centrífugas de viento. Klein, desesperadamente usa sus desnudas y frias manos para arrancar a fuerza bruta el equipo de emergencia. Logrando su cometido, intenta atarse desesperadamente al paracaidas, pero el sangrado y dolor de sus manos no le facilitan la tarea, sin embargo lo logra. Al final, el avion se pierde de su vista en esa extraña e inmesa masa oscura-azulada debajo de sus pies.
Después de descender al océano, rápidamente se deshace de su paracaidas para no ser arrastrado por éste a aguas mas profundas. Klein nada hacia unas rocas que sobresalían del las frias aguas, solo su voluntad le mantiene vivo, y el pensar en su amada Elise le llena el corazón con un profundo sentimiento de calidez que apasigua ese desgarrador frío nocturno. Pasa la noche a la intemperie, dejandose allegar a esas rocas que le proveían un escaso pero bienaventurado refugio temporal. Al amanecer, Klein despierta con el primer rayo de sol que roza su faz, y se percata que no estaba tan lejos de la costa -¡pero que golpe de suerte!- nada hasta la orilla, y le llega a su mente un pensamiento -¿donde estoy?- sigue avanzando por la costa y divisa un velero carmesí a la distancia -¡hey!-¡hey aquí! grita con desesperación- el capitán del velero responde a su llamado, y va en su rescate. Klein y el Almirante Iran llegan a Lisboa, Portugal. Lisboa es la capital y mayor ciudad de Portugal. Situada en la desembocadura del río Tajo (Tejo), aparte de la capital del país. El área metropolitana tiene 2.641.006 en 2.957,4 km². El clima en Lisboa es una de las más cálidas. Los meses de primavera y de estío son generalmente soleados, con temperaturas máximas en torno a los 28ºC durante julio y agosto, y mínimas de unos 16ºC.

De Lisboa, parte a Madrid como polisonte de tren. En el camino, visulaiza una amplia gama de matices, Flores y jardines de los civiles de Madrid. El clima en Madrid es bastante agradable si lo comparamos con otros países de la comunidad europea. Gran parte del año con días de sol. En pleno invierno, en los meses de enero y febrero las temperaturas rara vez llegan a los cero grados pero aún así, no está demás llevar un buen abrigo puesto. En primavera la temperatura es agradable llenándose el paseo de la Castellana de hermosas flores y en verano hay días de intenso calor pero no deja de ser soportable.

Klein, alentado por tan bellísimos paisajes, sigue vivazmente su recorrido. Al pasar por una trinchera Francesa en los límites de Madrid, Klein visualiza a una escuadra de soldados que se dirigían a Toulouse, los soldados platicaban que la Guerra habia cesado y que todos regresarían a casa, Klein no desaprovecharía tan tentadora oportunidad para conseguir un pequeño aventón. En el camino a Toulouse todo el panorama iba cambiando, las charlas con los soldados franceses y los cigarrillos "hogareños" hacieron que el viaje fuese entretenido y que pareciese corto. En Toulouse se disfrutaba de un clima mediterráneo suave, próximo a los Pirineos en invierno las temperaturas suelen ser frías, pero eso no era nada comparado con el frio de Groenlandia, para Klein este clima era como una fresca brisa de madrugada. Sin mencionar también que las estructuras y arquitectura de ese lugar eran bastante ricas.

De ahi se dirigió a París, Francia en una carreta de frutas con un pequeño y humilde agricultor. El Sr. Orelo, dueño de una pequeña parcela y algunas tierras de cultivo, platicaba de lo hermoso que era París. Klein, sintió esa cálida y romántica atmósfera de parís, ni siquiera la guerra opacaría la belleza reflejada en los paisajes de Francia, su cultura, y el brillo en los ojos de sus habitantes.

París está situado en el centro-norte de Francia, al norte de la gran curva del río Sena. En el centro de la ciudad destacan dos islas que constituyen su parte más antigua, Île Saint-Louis y la Isla de la Cité. En general, la ciudad es relativamente plana, y la altitud más baja es de 35 metros sobre el nivel del mar. En París destacan varias colinas, siendo la más alta Montmartre a 130 metros.

El clima de París es oceánico semi-continentalizado (también denominado «clima de transición») al encontrarse alejada de la costa. Las precipitaciones son algo abundantes aunque no excesivas, con una media de aproximadamente 636 mm y están repartidas a lo largo de todo el año de forma regular sin tener un destacado mínimo pluviométrico o lo que es lo mismo: una estación seca. Las temperaturas son relativamente suaves todo el año. En verano se pueden superar los 30 °C ocasionalmente a lo largo de toda la estación, aunque rara vez se superan los 35 °C; las temperaturas máximas suelen rondar de los 25 °C a 30 °C y son frecuentes las tormentas. La primavera y el otoño son suaves con abundantes días de lluvia.


De parís, logra robarse una bicicleta y así poder continuar su viaje. Klein se decía a si mismo -Elise me está esperando, no debo defraudarle, debe estar preocupada por mi..- su amor y devoción por ella lo mantenían firme, después de haber estado en una de las ciudades mas románticas del mundo, Klein iba mas motivado que nunca.

Llega cansado pero a ritmo constante hasta Brussels. Baja de su transporte, lo vende en remate y logra hacerse de un poco de efectivo. Brussels en ese momento habia sido bombardeado por los alemanes, el paisaje no era grato, Klein ayuda a algunos refugiados judios que llegaron ahi. Pero él necesita seguir su viaje, y solo se queda ahi una noche. Al amanecer, Mira carruajes pasar, y decide tomar uno. Usa el dinero que consiguió para llevar comida para el camino. Su próximo destino, sería Amsterdam.

Ya una vez en Amsterdam, su destino final estaba muy cerca pero a la vez muy lejos, puesto que nuestro héroe necesitaba un medio de transporte. Klein, veía lejos una oportunidad de conseguir una manera de llegar a Copenhagen. Y en su desesperación, su mente le dió la respuesta: "Subir a uno de los submarinos que pasaban por los puertos de Amsterdam, desaparecer a un tripulante de alto rango, tomar sus ropas, y abordar otro submarino diferente para que la tripulación no sospechase de él, y lograr llegar a Copenhagen dándo ordenes falsas a los subordinados". S. Klein aguarda la noche, las penumbras abrazan el puerto de Amsterdam, el ávido piloto Danés se desplaza por las sombras como si fuesen una extensión mas de su ser. Y entonces.. visualiza a su víctima, -un 2ndo Almirante de fina tez, parecido en rasgos faciales a los de Klein- los ojos de Klein no se despegan del sujeto, estudiando metódicamente el acento y los movimientos de éste. Steven es un hábilidoso hablante, el se sabía la lengua de ese lugar y se escabuye a un lado de su víctima sin que esta siquiera lo notase. Toma una de las sogas del puerto, y hace lo que tenía que suceder. El aliento del pobre soldado se escapa de su cuerpo por última vez, la adrenalina de Klein aumentó sus fuerzas, y el pobre sujeto no pudo escapar a su destino. Ahora, solo queda tomar el uniforme de su víctima. Klein se dispone a ejecutar la segunda fase de su escrupuloso plan, infiltrarse a uno de los submarinos del puerto, y engañar a los subordinados. Klein desenvuelve su papel extraordinariamente y nadie nota que se trataba de un Danés traidor y sin escrúpulos. Dándo ordenes falsas y coordenadas erróneas, llega a Copenhagen en un abrir y cerrar de ojos. Klein dice a sus ingenuos subordinados que lo esperen en la costa, mientras que él se dirigiría en bote desde el submarino hasta la orilla a entregar unos presuntos documentos importantes, mas sin embargo el "almirante" nunca regresaría con sus "camaradas".

Klein llega a Copenhagen, y se dirige a toda la velocidad que sus piernas podían ofrecer hasta la residencia de Elise Leibnitz. Procurando por su puesto, llevar un atractivo presente para la joven. Al llegar, nota "algo distinto" pero no le da importancia, toca suavemente a la puerta. Una joven atiende a la puerta, la sonrisa de Klein se desvanece.. -ella no es su amada Elise- entonces Klein formula la pregunta que todos esperamos oir -Disculpe.. ¿no es esta la residencia de la Srita. Elise Leibnitz?- la joven al principio se queda en un profundo silencio, y sus ojos se desvían en otra dirección y le contesta con voz suave al joven uniformado -Señor, al parecer no se le fué informado..- Klein desesperadamente interrumpe y pregunta -¿informado..? ¿informado que srita?- La joven termina la frase que Klein interrumpió -Elise Leibnitz.. murió víctima de un bombardeo alemán cuando se dirigía a su casa después de haber hablado por teléfono con su prometido Steven Klein-.

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